miércoles, febrero 28, 2007

Reflexiones visuales: "El hombre y la unión del cielo y la tierra"

Relaciones entre imágenes de distintas épocas y culturas para reflexionar visualmente gracias a la magia de las relaciones.


El hombre primordial es el “axis mundi”. En él se reúne agua que desciende del cielo con el fuego que asciende de la tierra.

“La flor más pequeña representa el Universo. Pero sólo el hombre lo contiene por entero” (Louis Cattiaux, “El Mensaje Reencontrado”, 1, 21)

1. Bill Viola, “The crossing”, 1996.
2. R. Fludd, “Utriusque cosmi...” 1617.
3. Bill Viola, “The crossing”, 1996.
4. F. Gaffurio, “De harmonia musicorum...”, 1496.
5. Estatua de un Kouros, c. s. VI aC.
6. Obelisco de Karnak

martes, febrero 27, 2007

Fragmentos de "El Mensaje Reencontrado" de Louis Cattiaux (2)

(Nota: "El Mensaje Reencontrado" de Louis Cattiaux es un libro de sentencias dispuestas en dos columnas, por motivos técnicos del blog, aparecen consecutivas)


9. "El Libro no es para la gente diplomada que se toma en serio y que se organiza en la agonía del mundo con la ayuda de los brutos. /¡Que se les caiga de las manos y que sus ojos y sus oídos permanezcan tapados por su vanidosa pretensión!"

10. "El hecho de absorber la ciencia profana del mundo engendra la ceguera que aleja de Dios y de su revelación prodigiosa. / Nos abandonamos en las manos de Dios, no para establecernos en la inacción de la muerte, sino para recibir el don magnífico de la vida imperecedera y pura."

11. "Para no tener ya miedos ni preocupaciones es necesario haberse vuelto capaz de pedirlo todo a Dios y obtenerlo todo de él. Pero esto sólo es dado a muy pocos hijos de Dios, a causa de la impureza de nuestros corazones. / Los mortales pasan como la hierba que nace y muere, pero los inmortales permanecen como el sol bienamado en la eternidad de la vida fijada en Dios."

12. "Nada para los muertos que permanecen en la muerte. Todo para los vivos que se fijan en la vida. / ¿Quién nacerá a la gloria imperecedera de Dios? ¿Quién? ¿Quién? ¡Tan pocos! ¡Tan pocos! ¡Qué peso! ¡Qué peso!"

13. "Hay dos vías de retorno a Dios: ya sea la disolución en la vida universal y libre, ya sea la coagulación en ella. / La primera vía es enseñada por muchos y realizada por algunos. La segunda vía es enseñada por algunos y realizada por muy pocos. / El que las separa es ignorante.
El que las une es Sabio. "

Louis Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, libro XXVI.

miércoles, febrero 21, 2007

Reflexiones visuales: "El mar y la mujer"

Relaciones entre imágenes de distintas épocas y culturas para reflexionar visualmente gracias a la magia de las relaciones.





1. Joan Miró, Mujer bañándose, 1925.
2. Katsushika Hokusai, La ola, c. 1800.
3. Louis Cattiaux, El nacimiento de Venus, c. 1940.
4. Giorgione, Venus durmiendo, 1509.

El Tarot de Mantegna (16). La musa Talía

Talía XVI
Serie D: Apolo y las Musas

Talía es el nombre de una de la nueve Musas, que se relaciona con la raíz thállo-, que en griego quiere decir “florecer, reverdecer, llenarse de hojas o frutos”; por ello en la lámina la vemos en un campo, con árboles frondosos, junto a un arroyo. Se atribuye a Talía un temperamento húmedo, por lo que su inclinación natural la hace lasciva y variable.
Se la considera la Musa que preside el arte de la comedia, como lo afirma Virgilio: «La cómica Talía se alegra con la lasciva charla.» Existe una relación misteriosa entre la risa, propia de la comedia, y el nombre de Talía, que, como hemos dicho, significa ‘reverdecer’. Sobre esta relación escribe E. d’Hooghvorst: «Esta Musa de la comedia representa los misterios bajo un aspecto que incita a la risa. El poeta [Virgilio] nos dice que no se sonrojó por habitar los bosques, lo cual es una alusión al aspecto grosero de la prima materia que, en efecto, se encuentra en los antros silvestres [...]. Talía era la Musa de la comedia ligada a los misterios de Baco.» Las Musas conducen a los hombres hacia los secretos iniciáticos; en el Himno órfico dedicado a ellas se dice: «Vosotras, que disteis a conocer a los mortales los misterios rituales, [...] venid, por favor, para vuestros iniciados, multicolores y castas, aportando una emulación gloriosa, deseada y por muchos celebrada.»
(Texto de Raimon Arola, “El Tarot de Mantegna”)

domingo, febrero 18, 2007

Fragmentos de "El Mensaje Reencontado" de Louis Cattiaux (1)

(Nota: "El Mensaje Reencontrado" de Louis Cattiaux es un libro de sentencias dispuestas en dos columnas, por motivos técnicos del blog, aparecen consecutivas)


30. "Quien ha comprendido el Libro no explica nada a nadie, pero, ciertamente, puede manifestar algo bueno y puede comunicar algo excelente. /El sabio verdadero no hace discur­sos en el mundo. Cava, riega su tierra y saborea el fruto del cielo y de la tie­rra, que es la única riqueza verdadera."

31. "Un pueblo inteligente honra a los hombres dotados e instruidos y los emplea para grandes cosas. / Un pueblo imbécil los desprecia y los deja pudrir en la pobreza y en el exilio. / Finalmente, la descomposición general derriba al pueblo junto con los mediocres que lo conducen, y los Sabios emergen de nuevo del caos para restable­cer la ley de Dios en el corazón del pequeño grupo protegido.

32. "Si estamos cansados, reposemos en Dios y si nos aburrimos, busquemos el misterio del Único. Así, Dios será nues­tro guía y nuestro sostén en toda oca­sión. / Si el Libro no nos hace tocar al Señor de amor y de vida, entonces se puede tirar el Libro al ester­co­lero con toda la literatura que delira en el vacío."

33. "¿Quién pasará la vida agradecido de su condición, a fin de ser siempre soco­rrido por Dios, el Único viviente? / ¿Quién atará a su cuello las pala­bras del Libro? ¿Quién las expondrá en su casa? ¿Quién las hará germinar en su corazón?"

34. ¿Quién actúa mejor: el que oculta su sabiduría o el que oculta su ignorancia?
34'. El que no violenta nada dentro ni fuera lo ve crecer todo en él y alrededor suyo sin esfuerzo.

lunes, febrero 12, 2007

“Ver a Dios”. Relato sufí

Un adolescente, discípulo de Abû Toràb Najashî, poseía una gran capacidad extática y un estado espiritual superior, de tal modo que llegó a alcanzar un gran número de estaciones espirituales así como estados de experiencia mística, en los que las visiones se sucedían.
Sin embargo, su maestro insistía constantemente en esta enigmática frase: “¡Oh, si pudieras ver a Abû Yazîd!”
Un día, el discípulo ya no pudo más y muy enfadado le contestó: “En lo que a mí respecta, veo al Dios de Abû Yazîd, así que ¡no tengo ninguna necesidad de ver a Abû Yazîd!”
El maestro se lo quedó mirando y con un poco de tristeza le contestó: “¡Pobre de ti!, ves a Dios con tu ojo. Si vieras a Abû Yazîd, verías a Dios con el ojo de Abû Yazîd.”
El discípulo se sorprendió ante estas palabras y entonces exclamó: “¡Tienes razón, levántate y vayamos a verle!”
El maestro se levantó y seguidamente partieron para encontrar a Abû Yazîd. Cuando estaban llegando a su casa, de un bosquecillo cercano salió Abû Yazîd, vistiendo una zamarra de piel. Al verlo, el joven discípulo lanzó un grito y cayó muerto.
El propio Abû Yazîd le cogió en sus brazos con dulzura mientras murmuraba en persa: “¡Pobre muchacho! ¡No has podido ver a Dios!”
Entonces Abû Torâb exclamó asombrado: “¡Oh mi Señor! ¿Quienquiera que te vea debe morir?”
“Ciertamente no”, respondió Abû Yazîd. “Pero en tu discípulo habitaba un secreto que no se ha desvelado como él hubiera deseado. Cuando me ha visto, se ha manifestado este secreto, pero no ha podido soportarlo, porque era débil”.

(Este relato proviene del tomo III de la obra de H. Corbin, En Islam iranien)

viernes, febrero 09, 2007

Reflexiones sobre arte y alquimia. Los elementos (1)

Iniciamos la presentación de una serie de fragmentos de la obra de los profesores Gernot y Hartmut Böhme titulada “Fuego, Agua, Tierra, Aire” publicada por la editorial Herder en 1998. Dichos fragmentos, que provienen del análisis de varias imágenes de distintos autores y épocas, pertenecen al capítulo dedicado a la “Iconología hermética de los elementos”, si bien no podemos dejar de recomendar el estudio completo a todos los interesados por el tema.

Hildegard von Bingen
"Una visión de Hildegard von Bingen (1098-1179) puede constituir, con razón, el comienzo de la iconología hermética. Su obra cosmológica De operatione Dei se remonta a una serie de visiones del año 1163, puestas por escrito durante el decenio siguiente. En el famoso codex latinus 1942 de la Biblioteca Governativa di Luca, nos topamos con diez extraordinarias miniaturas que, con gran fidelidad vuelven a traducir en imágenes el texto. Aquí mostramos la segunda visión.
…En cada uno de los cuadros de la visión se puede ver, junto al borde inferior, a Hildegard dentro de su celda, con los ojos vueltos hacia el cielo, a los cuales afluye, como un “torrente”, la imagen de la visión, a veces a través de un portillo (o una ventana celeste).
…De esta primera visión se infiere que la figura bicéfala, en cuyo abrazo, están figurados la Naturaleza elemental y el ser humano, es la primera hipóstasis de Dios (la figura de cabello blanco): “la vida ígnea de la esencia divina”, o la “fuerza ígnea”. Ésta, como luz fertilizante, aliento vitalizador o calor inflamante, despierta a la vida a todos los elementos. La corona de fuego, no diferenciada de la vestimenta de la figura portadora del mundo, es la esfera primordial del cosmos. En ella flota la corona de estrellas fijas, la más externa señalando los límites de la rueda cósmica, la Rota.
…El fuego es el elemento de la vida misma. Pero aquí tiene el fuego, expresamente, la figura de un hombre, ya que en un enfoque cristológico, es, simultáneamente, el amor de Dios que ha tomado cuerpo en el hijo del hombre. Para Hildegard, todo lo que es revela, en primer lugar, un alma de fuego, lo cual significa: un universo con el amor operando en su seno.
…A la esfera más externa, del fuego claro primigenio (ignis lucidus), sigue la esfera, la mitad de densa, del fuego negro (ignis niger). Se trata de una nueva imagen del mundo, una imagen, por así decirlo, absoluta, la cual, hasta el Sol niger de la alquimia, no tiene igual en lo referente a su apabullante y atrevida metafórica. Este desdoblamiento del fuego se lee, litteraliter, en el fenómeno natural, como una doble clase de calor: el dispensador de vida y el causante de quemaduras mortales. Lo cual está en correspondencia, spiritualiter, con la composición del amor divino creador y benefactor, y el fuego punitivo del juicio. Por debajo de los círculos de fuego aparece, tan fuerte como esos dos juntos, el estrato puro del éter (aether purus)… Luego sigue la esfera del aire acuoso (aer aquosus) de tanta extensión como la del fuego claro. Debajo se reconoce el círculo, blanco y denso, del aire fuerte (aer fortis), al que, finalmente, sigue la capa de aire tenue (aer tenuis), cargado de nubes.
…Es la esfera propia de la vida terrestre, unida a ella como el aire de la respiración con el cuerpo. Mantiene alejado todo lo superior y, simultáneamente, lo absorbe, integrándolo en su propio régimen… Y justamente en el centro flota la tierra (terra), “que está en medio de la materia restante del universo a fin de poder ser guiada por todos. Es conservada por todo lo que la circunda, está unida a todo ello y de ahí recibe, ininterrumpidamente, para su mantenimiento, tanto el reverdeciente frescor de la vida como también la fertilidad” (Hidegar, De operatione Dei). De este modo tenemos completa la primera representación icónica de los elementos: la esfera cósmica ordenada en distintos anillos circulares que simbolizan cada uno de los elementos."