miércoles, marzo 07, 2007

El Tarot de Mantegna (20). Apolo

Apollo XX
Serie D: Apolo y las Musas

Según Plutarco, «al número uno [los pitagóricos] lo llaman Apolo por su negación de la pluralidad» (Sobre Isis y Osiris); la reflexión de Plutarco se basa en una posible etimología de Apolo a partir del nombre griego, compuesto de a-, partícula privativa, ‘sin’, y polýs, ‘mucho’. Para Ficino esta unidad se identifica con el alma, puesto que «Apolo es el alma» (Sobre el furor divino).
En la lámina del Tarot, Apolo está sentado sobre dos cisnes, símbolo de la pureza, coronado como rey, ya que se identifica con el Sol, y sostiene con su siniestra la Rama dorada y con su diestra la vara con la que mide y crea el mundo, colocado como escabel bajo sus pies.
Esta figura de Apolo cierra la serie de las nueve Musas; es el centro alrededor del cual ellas danzan. J. Pérez de Moya explica: «Que las Musas bailen al son de la cítara que tañe Apolo en el monte Parnaso, es porque por Apolo se entiende el principio de toda sabiduría o el dador de sabiduría; y por las Musas, que son muchas, se entiende los que reciben el saber. [...] En otro modo se puede entender que aquél significa el Sol, según el cual los demás planetas o cielos, entendidos por las Musas, se mueven». (Filosofía secreta) A las Musas, en el sentido alquímico, se las toma por las partes volátiles que giran y bailan alrededor de Apolo, la parte ígnea y fija, hacia donde tienden las partes volátiles y en donde, finalmente, se reúnen. Así pues, Apolo es el Sol o el oro filosófico, sobre el que escribió Pico de la Mirándola: «El verdadero Apolo, aquel que ilumina a toda alma que viene a este mundo» (De la dignidad del hombre).

(Texto de Raimon Arola, “El Tarot de Mantegna”)