sábado, diciembre 15, 2007

Lo demoníaco en el arte. Su significado filosófico.


Enrico Castelli.
Lo demoníaco en el arte. Su significado filosófico.
Siruela, Madrid, 2007.


Fragmento de comentarios de láminas: Jerónimo Bosco (1450-1516), Tentaciones de san Antonio — Museo de Lisboa (pp. 132-133).

"En la escena central del impresionante tríptico de la tentación de lo horrendo se celebra una misa negra. La sacerdotisa y dos ayudantes dan la comunión a unos bufones. El primer comulgante, de rostro porcino, lle­va en la cabeza un búho (es por lo tanto un sacerdote del ídolo Baal). En las mitras de los oficiantes, se entrelazan víboras enroscadas y zarzas, de modo que el vino ofrecido es veneno de serpientes (porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. Veneno de serpientes es su vino, y pon­zoña cruel de áspides, Deuteronomio 32, 32-33). En el plato redondo pre­sentado por una negra, una rana levanta un huevo, símbolo de la genera­ción insana. El santo, absorto, vuelve la cabeza para no ver. Sólo la cruz es real. No lejos del eremita, un brujo con la varita mágica. Al fondo de la visión demoníaca, en el horizonte, relumbra el incendio.
En la parte inferior: una embarcación que acaba en pez. Es guiada por demonios simiescos; arrastra animales acuáticos impuros (la pesca del diablo).
En la tabla de la izquierda del tríptico: san Antonio, desvanecido, es trasportado en brazos por dos monjes y un laico (el rostro del laico repro­duce los rasgos del Bosco) por un puente de madera. Sensación de mar­cha fatigosa; algo abrumador ha sucedido. Debajo del puente, dos demo­nios animalescos y la caricatura de un monje leyendo. A escasa distancia, otro demonio-pájaro que lleva sujeto al pico un papel con la inscripción «gordo». Según Combe (H. Bosch, Tisné, París 1946), clara alusión al co­mercio de indulgencias, al derecho adquirido a engordar y al eclesiástico corrupto que engorda con el dinero ilícito.
En la tabla de la derecha, la escena del árbol hueco: el demonio-sapo recoge en una copa el líquido mágico que vierte otro demonio de rostro femenino. ¿Tentación del ilícito experimento alquímico del homunculus? Parece que sí, ya que el viejo-niño se mueve fatigosa­mente sin ser visto por el santo; es el inmundo fruto de la gran tentación. En la parte inferior: la mesa mágica. En la mesa, un vaso de Hermes del que sale un pie de puerco. También uno de los demonios que sostie­nen la mesa tiene un pie metido en un vaso de Hermes. Una cabeza-vientre lleva un cuchillo clavado en el ombligo. Un sombrero rojo la cu­bre a medias, dejando al descubierto la oreja y una cola negra que se retuerce como una serpiente. Es la oreja que sólo oye el estímulo ínfimo. La mesa mágica no genera más que monstruos, y la tentación de la gene­ración contranatura es el triste producto de la concupisdentia irresistibilis aberrante. "