miércoles, enero 31, 2007

El Tarot de Mantegna (14). La musa Erato. Y fragmentos de Louis Cattiaux sobre el “amor”


Erato XIIII
Serie D: Apolo y las Musas

Esta Musa recibe su nombre de la palabra griega éros, ‘amor’, como lo señala Ovidio: «Ahora, más que nunca, séme favorable, Erato, pues tú tienes el nombre del amor.» La presencia de esta Musa era invocada por los amantes, sobre todo en el mes de abril, mes que entre los romanos estaba consagrado muy particularmente al amor, y presidido por esta Musa tal como consigna Ovidio en otro lugar: «El mes citereo está concedido a ella, por llevar el nombre del amor tierno.» En este momento del año la vida se renueva sobre la tierra y, por un acto de amor, el espíritu fecundante del cielo hace crecer todas las semillas de la tierra.
Erato inspira los versos que nacen junto al deseo amoroso, por ello preside la poesía lírica y anacreóntica, aquella que, a imitación de Anacreonte, canta los placeres del amor y del vino con ligereza, donaire y gusto refinado. Este poeta escribía: « ¿Que me estás enseñando filosofías vanas y de los sabios necios sentencias y elegancias? Enséñame a que beba el licor de las parras, que es ciencia de provecho para el cuerpo y el alma; enséñame a que ría con Venus la dorada...»
En la lámina del Tarot vemos a Erato bailando al son de una pandereta que marca el ritmo, tal como explica Virgilio, cuando escribe que Erato «danza con los pies, con el canto, con el rostro».


Fragmentos de Louis Cattiaux sobre el “amor”

22/58. El agua de la gracia es lo que funde el corazón mortificado y separa en nosotros la vida pura de la mugre de la muerte. El fuego del amor es lo que fecunda el corazón depurado y lo multiplica en la gloria de Dios.

10/58-59. La gracia es como el agua que libera y el amor es como el fuego que une. Dios es como el agua que reúne los universos y como el fuego que los madura.

07/10'. La gracia es la que salva lo que hay de bueno en nosotros. El amor es el que lo perfecciona, pero es el conocimiento quien realiza la unión misteriosa y última.

12/32. No hay reposo sin conocimiento. No hay conocimiento sin amor. No hay amor sin la gracia. No hay gracia sin abandono.

14/34'. El amor, que es el alimento del alma, no necesita ser digerido como la gracia y como la comida, que son los alimentos del espíritu y del cuerpo, pues ya es como el fuego divino: realizado y perfecto.

18/66. El amor penetra, el amor anima, el amor exalta, el amor multiplica, el amor unifica en el esplendor. Por la pureza de la gracia es como imantamos el amor divino y encarnamos a Dios en nosotros.