martes, diciembre 12, 2006

Los colores del Tarot (Emmanuel d'Hooghvorst)

En los tarots de Marsella, los colores no han sido escogidos al azar, sino que se refieren todos a una realidad oculta.
Hay, en primer lugar, tres colores principales: el azul, el oro y el rojo. El azul indica el espíritu, el oro el cuerpo y el rojo el sentido. Pero son equívocos; así, el azul significará ya sea el cielo o lo que viene del cielo, ya sea el sheol, la ilusión, el sueño, el engaño, o también el volátil, el disolvente. Lo mismo ocurre con el precioso metal, el cual significará el cuerpo del oro noble o del oro vil, el metal muerto o vivo, el oro de los elegidos i el de los avaros. Lo mismo ocurre con el sentido.
La interpretación jeroglífica de cada una de las láminas dependerá, pues, de la situación de los colores en relación con el dibujo. Hay aquí todo un lenguaje, una verdadera gramática que hay que aprender poco a poco para poder leer y comprender.
La naturaleza del oro, por ejemplo, será muy diferente según que el personaje lo lleve en la cabeza, como un casco, o que lo tenga en la mano bajo tal o cual forma, o que lo lleve sobre su vestido, etc... Estos tres colores siempre se vuelven a encontrar en cada una de las láminas y, con las particularidades del dibujo, forman el lenguaje que el autor ha utilizado. No podemos, en el marco de este estudio, extendernos sobre esta cuestión importante, pero volveremos a ello en otras circunstancias. especifiquemos, no obstante, que estos tres colores designan también las tres substancias que los magos, llegados de Oriente, ofrecieron al Niño-Dios en su pesebre: el oro puro para el cuerpo, el incienso para el espíritu y la mirra para el sentido que une el espíritu con el cuerpo.
Los colores secundarios son el blanco, signo de pureza, el verde, para significar la naturaleza, y a veces el negro. Tenemos, pues, los seis colores principales de la heráldica: gules, azur, oro, blanco o plata, sinople y sable. Finalmente, el color carne sirve para colorear a los diferentes personajes.