domingo, abril 20, 2008

El vestido de la Torá

El relato que presentamos a continuación corresponden a un fragmento del Zohar (III, 152a) que se refieren a distintos temas fundamentales en la tradición hebrea y que trata de la Torá:

«Rabí Simeón dice: ¡Ay del hombre que pretende que la Torá no vino más que para contar simples narraciones, palabras ordinarias! Si así fuese, podríamos actualmente componer una Torá sobre temas vulgares e incluso más excelentes.
»La Torá contiene en cada una de sus palabras cosas elevadas, secretos supremos.
»Ven y ve: Existe el mundo de arriba y el mundo de abajo, que se equilibran. Israel, abajo, corresponde a los ángeles superiores de arriba, de los cuales está escrito: «De los soplos, él hace sus mensajeros» (Salmos civ, 4). Cuando los mensajeros descienden, se visten del vestido de este mundo; si no fuesen revestidos de un vestido parecido a este mundo, no podrían quedarse en él, ni este mundo podría soportarlos. Si es así en cuanto a los mensajeros, cuanto más es respecto a la Torá, la cual creó a los mensajeros y a todos los mundos, que se mantienen por ella.
»Puesto que la Torá descendió a este mundo, si no se hubiera revestido de estos vestidos que están en el mundo, es decir, las narraciones y temas vulgares, el mundo no hubiera podido soportarla.
»Así pues, esta narración, en la Torá, es su vestido. Aquel que piensa que este vestido es la Torá real, y que no hay otra cosa en ella, no tendrá su parte en el mundo por venir. Por eso dijo David: «Desvela mis ojos y yo consideraré las maravillas de tu Torá [es decir, debajo del vestido de la Torá]» (Salmos cxix, 18).
»Ven y ve: Hay un vestido que está a la vista de todos; son los necios los que, cuando ven un hombre bien vestido, no consideran más que la suntuosidad de su ropaje, y nada más, toman el vestido por el cuerpo del hombre, y su cuerpo por su alma.
»Es lo mismo en cuanto a la Torá: tiene un cuerpo que son los mandamientos llamados cuerpo de la Torá. Este cuerpo se reviste del ropaje que son las narraciones de este mundo; los necios que están en este mundo no consideran más que el vestido, que es el relato de la Torá, y no conocen nada más; no meditan sobre lo que hay debajo de este vestido. Aquellos que conocen más no consideran el vestido, sino el cuerpo que está dentro de él. Luego están los sabios, servidores del Rey supremo, los que están en la montaña del Sinaí y que contemplan el alma que está en la Torá; es la raíz de todo, la Torá verdadera. En el futuro podrán contemplar el alma del alma que está en la Torá.
»¡Ay de los impíos que dicen que la Torá no es más que un relato, y que no ven más que el vestido! Felices los justos que consideran la Torá como es debido. El vino sólo puede guardarse en una jarra, del mismo modo que la Torá sólo puede habitar dentro de este ropaje. Por ello sólo debe considerarse lo que hay bajo esta envoltura.»

viernes, abril 04, 2008

La pipa sagrada



Alce Negro fue el último gran sacerdote de los sioux que trasmitió oralmente la sabiduría ancestral. Así comienzan sus enseñanza: Muchos inviernos han pasado desde que esto sucedió:
Dos lakotas partieron de la caza y se apostaron sobre una colina; en el instante mismo en el que el sol se levantaba vieron a lo lejos algo que avanzaba hacia ellos de un modo extraño y maravilloso. Cuando esta cosa se hubo acercado, se dieron cuenta de que era una mujer muy bella, vestida con blancas pieles de venado y llevando una bolsa con flecos. Entonces, uno de los dos hombres tuvo pensamientos impuros y se lo dijo a su amigo; pero éste le conminó a olvidar tales pensamientos, ya que seguramente se trataba de una mujer wakan, una mujer sagrada. La mujer se acercó, y después de dejar su bolsa, le rogó al hombre de las intenciones impuras que la siguiera. Cuando el joven se acercó a la mujer misteriosa, una gran nube los envolvió y cuando ésta se disipó, la mujer estaba parada y a sus pies yacía el hombre, reducido a esqueleto mientras unas serpientes le mordían. Entonces, la mujer le dijo al hombre puro: "¡Considera lo que has visto! Vengo a tu pueblo porque deseo hablar con tu jefe Cuerno-Vacío-Sentado. Regresa a su lado y dile que prepare una tienda espaciosa en la que reunirá a todo su pueblo y preparará mi llegada. Quiero decirles algo muy importante". El joven volvió a la tienda de su jefe y le narró todo lo que había sucedido, que esta mujer misteriosa venía a visitarlos y que se debía preparar su recepción. En aquella época el jefe Cuerno-Vacío-Sentado disponía de muchas tiendas desmontadas y con todas ellas levantó una muy grande, como le había pedido la mujer. Además, envió a un pregonero para advertir a la gente que debían vestir sus mejores trajes de venado y reunirse sin tardanza en la tienda. Todos estaban muy intrigados aguardando la llegada de la mujer celeste, y cada uno se preguntaba acerca de lo querría confiarles. Muy pronto los jóvenes que vigilaban la llegada de la desconocida anunciaron que la veían, acercándose hacia ellos con gracia y dignidad; la mujer misteriosa entró en la tienda, y giró en el sentido de la puesta del sol, luego se detuvo delante de Cuerno-Vacío-Sentado. Se despojó de su bolsa y, sosteniéndola con sus dos manos, le dijo al jefe: "¡Miradla y amadla siempre! Es una cosa muy sagrada y debéis considerarla como tal. Jamás un hombre impuro podrá verla, ya que esta bolsa contiene una Pipa sagrada. Con ella, en los próximos inviernos elevarais vuestra voz hacia vuestro Gran Padre y Madre". Habiendo dicho esto, la mujer celeste sacó de su bolsa un calumet, como una pequeña piedra redonda que depositó en el suelo. Dirigiendo el tubo de la pipa hacia el cielo, dijo: "Con esta pipa de los misterios caminareis sobre la Tierra; ya que la Tierra es vuestra Gran Madre y Padre, y es sagrada. Cada paso que se diera con ella debería ser como una plegaria. La cazoleta de esta pipa es de piedra roja; representa a la Tierra. El joven bisonte que está gravado en la piedra, y que mira hacia el centro, representa a los cuadrúpedos que viven sobre vuestra madre. El tubo de la pipa es de madera, y representa todo aquello que crece sobre la Tierra. Las doce plumas que cuelgan allí donde el tubo penetra en la cazoleta, son el Águila Moteada, y representan a todos los seres alados del aire. Estos pueblos, y todas las cosas del Universo están unidos a ti que fumas la pipa; todos envían sus voces al Gran Espíritu. Cuando fumas con esta pipa fumas para y con todas las cosas".
John G. Neihardt, Alce Negro habla, J. J. de Olañeta, Palma de Mallorca, 2000.