jueves, noviembre 30, 2006

Novedad editorial: “El Hilo de Penélope II. Antología alquímica” (Emmanuel d’Hooghvorst)

“Hay dos químicas en un solo discurso, una es cabalística y la otra vulgar. La primera es verdadera, se escribe con Y; la otra se lee en dolo cornudo: como en un lugar malo, los cuerpos se unen en ella sin amor y no engendran nada. En cuanto a la verdadera, está viva, uniendo indisolublemente por buena boda dos cuerpos que se aman. De este modo se engendra la Piedra de los Sabios o el Elixir.
Pero veamos otra diferencia: el fuego de fusión. El sabio Vulcano es quien opera la buena química. Es importante, pues, conocer esta forja en la que Vulcano hizo la famosa trampa donde cayeron juntos Marte y Venus. El talento de los pueblos ha perdido el secreto de este fuego del que una sola pepita lava, disuelve y se corporifica en sal coagulante. Es el baño de Venus donde ella suda mucho tiempo como en una fuente cerrada y vaporosa, para que al fin aparezca, en el vaso, este bello metal regenerado, objeto de nuestros deseos y que lo da todo a profusión.
El necio lo imagina todo en su oro vil, y es leyéndolo como forja tantos textos, sin este León verde de los Filósofos y desconociendo el Imán que lo atrae. Errando en sus sueños, el astuto lo imagina todo en este metal que apesta de envidia. Pero este oro es, comparado al de los cabalistas, lo que es un cadáver con respecto al cuerpo vivo.
El Creador ha mostrado las maravillas de sus obras sólo a sus elegidos. Estos han escrito sobre ellas, en testimonio de alabanza, a la gloria de su Señor y también, para ayudar a los verdaderos discípulos de la Sabiduría oculta. En mi juventud este tipo de libros se compraba a precio de oro. Afortunadamente, hoy en día, gracias al impulso de algunos buscadores que han permanecido fieles a la "memoria de la más noble humanidad", como decía Péguy, se han publicado numerosas reediciones y los estudiantes pobres pueden adquirirlas fácilmente”.

Índice
A modo de introducción
“Elucidación del Testamento” de Ramon Llull
“Los Cinco libros o la llave del secreto de los secretos” de Nicolas Valois
“El Memorial de alquimia” de Pierre Vicot
“Carta filosófica” de Pierre Vicot
“La Filosofía sutil” de Paracelso
“El Manual o tratado de la piedra filosofal medicinal” de Paracelso
“La Tabla de esmeralda atribuida a Hermes Trismegisto” seguida del comentario de Hortulano
“Tractatus aureus atribuido a Hermes Trismegisto”, seguido del octavo escolio del capítulo primero
“Aforismos basilienses o Cánones herméticos del espíritu y del alma, así como del cuerpo medianero del gran y pequeño mundo” de Nicolaus Niger Hapelius
“La Piedra acuosa de sabiduría o el Acuario de los sabios” atribuido a Johann Ambrosius Siebmacher
“Medicina espagírica” de Johann Pharamund Rhumelius
“Tratado del cielo terrestre o caos celeste de los magos y primera materia de todas las cosas” de Eugenio Filaleteo
“Instrucción de un padre a su hijo sobre el árbol solar” de un filósofo anónimo
“Carta sobre el secreto de la gran obra, escrita respecto a lo que Aristeo dejó escrito a su hijo, referente al magisterio hermético” de Limojon de Saint-Didier
“La Escalera de los sabios o la filosofía de los antiguos” de Barent Coenders van Helpen
Balzac y la Alquymia
Ensayo sobre el Arte de Alquymia

(Imagen: Acuarela de Bruno del Marmol realizada para la portada de la primera edición (1998).